martes, 25 de marzo de 2014

Cambios en nuestra zona de confort.

Cambios, los cambios son en ocasiones uno de los mayores miedos del afectado de SII, nos acostumbramos a la "zona de confort" por exigencias de la enfermedad, aunque en algunas terapias se recomiende abandonarla para afrontar las fobias (agorafobia y fobia social son las más abundantes en el SII), ocurre que no es tan fácil ni, permitanme la intromisión, tan terapéutico como algunos dicen sin profundizar en el fenómeno. Un adulto no se expondrá a una situación en la que quizá su esfinter no aguante o la necesidad imperiosa y súbita de tener que ir al aseo le obligue a trastocar todo o peor aún, le sea imposible.
foto muñeco reposando en sofá
Zona de confort : vía dietayvidasaludable.com
 Claro, la cuestión es que podríamos hacerlo (exponernos) perfectamente en determinados momentos y la vida no se rompería irremediablemente. Seamos serios , en una reunión, un examen, un comida de empresa, o de amigos, como público de un espectáculo podemos ,si lo necesitamos , excusarnos levantarnos e ir al aseo. NO creo que nadie tenga la menor duda al respecto, es decir puede pensarse en la conveniencia o no, pero si es urgente es urgente y nada más urgente que uno mismo. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando esa urgencia además es repetida y en periodos cortísimos de tiempo?, vamos la clásica crisis de SII que te obliga a ir al aseo varias veces en corto espacio de tiempo y además acompaña de gases, dolor , sudoración y ruidos (borborigmos). Pues pasa que te arruina el momento salvo que sea muy familiar y en tu zona de confort (generalmente nuestra casa). Nadie quiere levantar tres veces a la fila del patio de butacas, ni que un gas se expela de manera ruidosa, ni decir más si le acompaña el mal olor. Nadie quiere en una entrevista de trabajo, una cita o un espera en una cola tener ninguno de estos síntomas , que si bien pueden considerarse normales y accidentales en la mayoría de los individuos, cuando se padecen de forma repetida se teme de forma angustiosa su repetición en el peor momento posible. Claro, hay que añadir que no hay tantos "peores momentos imposibles" y que hay que aprender a diferenciar, a discernir, a elegir que momentos son realmente importantes. Así hay que mentalizarse y prepararse para ellos y hay que conferir a cada momento el valor necesario, no pasa nada por tener que marcharse de un espectáculo y además curiosamente si éste es bueno ceden la ansiedad y preocupación , cede el temor y los síntomas hasta desaparecen, no pasa nada por levantar la mano en un examen, aunque mejor es al inicio ir y comentar lo que ocurre, sin dramatismos pero con seriedad, tenemos una enfermedad y estas cosas suceden. NO pasa nada por decir en una comida que no te ha sentado bien por las razones que sean y excusarse, no pasa absolutamente nada radical, ni definitivo. Cada día tomamos decisiones basadas en juicios, prejuicios y necesidades que nos pueden resultar dañinas, o contrarias, las que tomemos debido a la naturaleza de nuestra enfermedad quizá nos puede parecer que van a causarnos problemas, puede que sí, no importa, tenemos que tomar decisiones a todas horas basadas en muchos factores, cuando lo hagamos en función de nuestra dolencia no nos sintamos culpables, no abusemos ni hagamos de ello una forma de vida, pero no renunciemos a decir No y a nuestro confort, nadie lo hace, es más muchos de los que te piden un esfuerzo ni siquiera valoran lo que te puede costar, te lo piden porque ya dice el refrán "se gana más pidiendo que dando".

No hay comentarios: